
En numerosas ocasiones he escuchado, cuando he contado que trabajé en el Blockbuster, que menuda mierda de videoclub. Que solo tenian pelis malas y comerciales. Y eso es precisamente lo que tiene no saber inglés. Porque Blockbuster significa precisamente eso, "taquillazo". Asi que no engañan a nadie. Recuerdo esa etapa con especial cariño, porque supuso mi transición al mundo de la publicidad, el marketing directo y la falta de horas de sueño.
Siempre, los tres meses que estuve alli hasta que me "rescató" una agencia de madrid (madre no hay más que una, y a mi me encontraron en la calle), estuve trabajando con una camiseta de la pelicula "monstruos, S.A." que a pesar de haberse producido el lanzamiento en junio, me duró hasta septiembre debido a mi falta de uniforme. Que ahora que pienso, han pasado unos 8 años, asi que lo mismo debería avisarles de que no me lo envíen, que ya no curro alli... no os penséis que era un guarro, trabajaba por turnos y tenía dos, asi que siempre me las ponía limpias (menudo soy yo).
Trabajar alli era divertido. Lo que la gente no sabe es que en la pantalla de la caja podías poner mensajes para el siguiente compañero que íba a cobrar esa tarde. Asi que los había de lo más variopintos, y siempre tenías que aguantarte la risa. Por ejemplo, ibas a cobrar a un cliente y cuando metias sus datos, te aparecía en su ficha un mensaje: "Es un gilipollas". Y efectivamente, así era. O "La novia está buena de cojones, el novio es un chungo". Te fijabas, y tenías que reprimirte de mirarle las tetas porque el novio era más chungo de lo que indicaba la pantalla... aunque el mejor fue: "Fíjate en el dedo gordo"... y era un señor con el dedo gordo de la mano ennegrecido, amorfo y raro. Y mientras te daba la cinta con esa mano, gritabas para tus adentros: ¡Aaaaahg! Yo lo máximo que puse en la ficha de una tia de mi barrio (porque los mensajes los veía la central, en Houston, Texas), fue: "Esta chica es remaja y relista, recomendadle pelis independientes que no le gusta ver basura".
A veces me tocaba limpiar la sección de porno (si, el de mi barrio tenía). Era un cuartito iluminado y humilde, pero repleto de jugosas y sensuales carnes por todas partes. Y el título que nunca se me olvidará, y que ejerció un tremendo magnetismo en mi persona por lo honesto del nombre fue "Hoy follamos con Isabel". En el que aparecía feliz la tal Isabel, dispuesta a ser enlatada entre dos longanizas si era preciso.
Aunque lo mejor era la gente que iba a comprar alli, como la señora a la que tenías que dar la cinta sin tocarla con las manos porque sufría Trastorno Obsesivo Compulsivo. O un crack que me pidió consejo una vez, mientras sostenía en la mano una peli de Steven Seagal. Yo le contesté: "hoombre, es la típica de Steven Seagal, de artes marciales y acción, en la que él es un ex-marine reconvertido en médico-chamán que cuando se harta empieza a repartir hostias..." Y digo que es un crack, porque vino con otra cinta, y me dijo: "¿Y esta otra?" Creo que no entendió el concepto, porque vino con otra de Steven Seagal.
Cuánta peli mala y cuánto buen recuerdo... pero menos mal que conseguí salir de aquella pesadilla suburbana. Porque empezaba a ser como el chiste de Eugenio: "¿Oye, a tí te gusta la pintura?" "Si, pero más de dos botes me empalagan".
Pues eso.