jueves, 17 de julio de 2008

Crónicas de Lanzarote

Capítulo 5. Como reguero de pólvora.

Dando un paseo por el (valga la redundancia), paseo marítimo, Bea y yo pasamos de largo numerosos restaurantes y bares de atractivo nombre, que van desde el complicado titulo de "Brisa del Mar" hasta el no menos sorpresivo "Brisa Marina" (en esa estrecha horquilla). Casi de casualidad vemos uno, bajando por una cuestecita aledaña, que a simple vista parece normal, pero que cuando nos sentamos nos damos cuenta de que tienen musica Lounge (nada de Reggeaton), pequeñas luces adornando la estancia y un ambiente encantador en el que, si no fuera porque de noche refresca, nos hubieramos quedado durante horas charlando de lo humano, lo divino y de cuántas variantes distintas caben entre Brisa Marina y Brisa del mar.
Mimetizandonos con el entorno, decidimos resueltamente pedir glamourosos cocktails con los que brindar por tan maravillosa noche a la luz de... una bengala. Porque cuando la camarera nos trae los cocktails, éstos llegan con la inevitable sombrillita (admito que a mi me hace mucha gracia), y una infame y pueril bengala que convierte todo lo anterior en poco más que una heladería cutre de Benidorm.

Vaya... chufas no tendrán. Y horchata puede que tampoco. Pero lo que si exporta Valencia a la comunidad canaria es pólvora a raudales.

No hay comentarios: