jueves, 17 de julio de 2008

Crónicas de Lanzarote

Capítulo 7. Despedida y cierre.

Han sido siete maravillosos días de vacaciones fuera de la península. Y otros nueve anteriores necesarios para tener la sensación de que estoy de vacaciones, y no de larga pausa de café para volver a currar. Pero ya mañana cojo el avión de vuelta a Madrid. Aún me faltan unos días para incorporarme otra vez al trabajo, y me surgen las inevitables dudas acerca de si debería volver. ¿Cómo haría para estar siempre de vacaciones?
¿Porqué no nos quedamos aquí?
Montemos una casa rural, o algo asi, pero no volvamos a la contaminación, el ruído, los atascos... siempre estamos huyendo de cosas. Y hasta de personas. De todo aquello que nos hace infelices... pero supongo que debe estar compensado por algo, porque somos decidida y tercamente recurrentes en nuestro afán por vivir en lugares hostiles. Y si no, mira a los esquimales. En un momento dado (nadie sabe como llegó a ese puesto), el jefe esquimal que también ejercía de tonto de la tribu, dejó las cosas en la nieve, en mitad de ninguna parte del polo norte, y dijo: "Aquí está bien". Como un padre que tras comprobar incluso a golpe de dedo la velocidad del viento, clava la sombrilla en el peor sitio de la playa como quien conquista el islote de Perejil.

Me quiero quedar aqui... pero al mismo tiempo echo de menos esa sucia, hostil y maldita ciudad. Con sus atascos, su ruído...

y mi gente.

PD: Os dejo con "Anais la salvaje", una cuellicorta inaguantable que al grito de "no quiero crecer" (lo cual estoy deseando con fervor para que se le quite tanta tontería), lo está petando en todo el archipiélago canario...

1 comentario:

Señorita Puri dijo...

-yoooo meee llamo anaaaaaíiis BANG! BANG!
- casió eso paco?
-naaaaa un bicho ca salió por ahí dando gritos. Yastá arreglao Manuel