viernes, 9 de noviembre de 2007

El verdadero lujo

Si algo he aprendido a ciencia cierta es que nadie lucha contra el tiempo y gana. Nadie consigue, por mucho dinero del que disponga, vivir eternamente. Nadie vive mucho más de cien años porque “no hay cuerpo que lo aguante” . Empresarios, herederos y “cachulis” varios me demuestran día a día que el mal uso que hacen de su dinero les supone un sucedáneo posible, o sustitutivo necesario de lo que debería ser el auténtico lujo, que no es otro que la “eternidad” (como dice mi amigo Mai, con mi sueldo no quiero comprar cosas, sino tiempo).

Hace semanas estaba viendo yo el programa “callejeros” de la cadena cuatro. Si, hombre, si, ese en el que un desconocido con una cámara al hombro se empeña, programa tras programa, en meterse en casas ajenas en las que lo primero que hace es ir hasta la cocina y abrir la nevera… Como si eso resultara determinante de algo… (que me empiezo a preguntar qué tendría Hitler en su nevera en comparación con, qué se yo, Einstein). Pues bien, en ese programa entrevistaban a un ladronzuelo tirillas de unos cuarenta y pico años cuyo físico le impidió en su día hacerse como botín con el bolso de una señora (permitidme el juego de palabras que causa similitud entre esta anécdota y Emilio Botín, presidente del Banco Santander). Por dicho robo acabó en la cárcel, y al salir seguía delinquiendo y drogándose. Hasta aquí nada que no suceda a diario en las calles de Madrid. Pero en sus bien aprovechados 15 segundos de fama, dicho personaje tuvo un momento mágico al afirmar (y cito literalmente), “la droga es la auténtica salud”. Para, a continuación, aconsejar a un chaval que esperaba en la salida de metro donde le hicieron la entrevista, que no se metiera en líos de drogas…(¿?¿?¿?)

En fin, un par de preocupaciones rondan mi mente. La primera, sentí pena por el entrevistador puesto que al pillar a este sujeto a la salida del metro no pudo grabar su nevera. Y la segunda, que si la droga es la autentica salud, el lujo ostentoso es la droga de los hombres ricos. No basta con amasar fortunas. Además hay que hornear dorados pasteles con ellas… (lo que me recuerda, no se porqué, al envoltorio dorado de los Ferrero rocher).

Así que desde este humilde foro pido a los políticos de toda índole que saquen una ley para frenar la que a mi juicio es la lacra de la clase pudiente del siglo XXI. Para escarmentar. De la misma manera que se encarceló a Al Capone por evasión de impuestos, propongo convertir así la falta de gusto en un agravante ante un tribunal. Que vayan a la cárcel sin fianza todos aquellos “ricos” que decidan poner en sus casas grifos de oro, crear sujetadores hechos con miles de diamantes o tener un zoo disecado en su jardín.

Por horteras.

1 comentario:

Agatha Blue* dijo...

Hay una linea que separa el capricho del exceso. Y mas allá del exceso podría estar el que monta un zoo en el jardín.

( Que aparte de ser una vulgaridad, es lo mas atroz que se le puede hacer a unos animales que preferirían estar pastando en campos llenos de barro, a un jardín repleto de orquideas japonesas... )

Te confieso, que tengo mis caprichos. ( Me gusta ir de tiendas, alzo fácil la mano cuando veo un taxi libre y hay un par de perfumes que su precio excede lo necesario... )

Pero no creo que por mucho dinero que tuviera almacenado en bancos, colchones y calcetines me comprara un móvil de diamantes ó comprara un picardías de zafiros... ( esto útlimo no puedo prometerlo, porque nunca se sabe que técnicas amatorias tendré que utilizar en un futuro... )

Abrazos,

Agatha Blue*