
Cierto es que el estropajo se queja de andar metido en todos los fregados, pero más cierto aún es que no le queda más remedio por su propia condición y forma de ser. En cuanto al reloj... se queja más bien de que siendo reloj, llega tarde. Es decir. Se queja de no hacer lo que se espera de él. Pues ni lo uno ni lo otro... no quiero ser lo que los demás esperan que sea. Sólo yo mismo. Pero tampoco quiero pasarme el día lamentandome porque me pasen ciertas cosas que son sólo culpa mía... y de nadie más. Si soy impaciente, es normal que fastidie las cosas si me precipito. Si soy rencoroso, es normal que no descanse por las noches o mi conciencia, aún tranquila, no me deje descansar, etcetc. Me niego a ser reloj, me niego a ser estropajo.
Así que a pesar de mi ateísmo convencido, desde hace tiempo he adoptado la postura del relax que conlleva LA FE. No una fe religiosa, sino la fe en mi mismo como motor de cambio, de mejora y de felicidad. Y la fe en que las cosas al final siempre salen, y el tiempo nos pone a todos en nuestro sitio, asumiendo lo que viene como venga. Con serenidad. Convencido estoy de que me acabará tocando la lotería(y si no me toca no passsa nada), encontraré a esa persona especial (pero vivir feliz solo hasta entonces), y conseguiré hacer cosas que me llenen y me hagan feliz (como este blog).
Y todo esto porque creo en mi.
En nada más...
en nadie más.