viernes, 4 de enero de 2008

La trampa


Recientemente acudí con mis compañeros a la convencion bi-anual de mi empresa. Una excusa como otra cualquiera para viajar juntos, pasarlo bien y estrechar lazos entre empleados. El mundo de las agencias de publicidad es un poco peculiar... pero en general una cosa muy buena que tiene suele ser el buen ambiente que reina en dichos eventos. Y esta no iba a ser una excepción.

Llegamos al hotel canario con ganas de dejar la maleta. Primer contacto. La chica de la recepción, de acento y origen extranjeros, nos da la bienvenida con una franca sonrisa nórdica. Imaginemos por un momento que flirteo con ella. ¿porqué no? parece maja, es indudablemente atractiva... y puede suponer una ventaja para ambos el hecho de que ninguno nos volveremos a ver cuando acabe el fin de semana... pero no fue el caso.

Aunque esta entrada del blog es en realidad para hablar de una peculiaridad de dicho hotel. Que por cierto era un cinco estrellas... aunque como bien apuntó un compañero, cinco estrellas de cuatro puntas. Pero para mí estaba más que correcto. Dicha peculiaridad consiste en el telefonillo de dudoso uso en el baño, justo al lado del wc, cuya única funcion parecia la de alertar en recepción de la total ausencia de celulosa con la que abandonar la hoja de árbol usada en la antigüedad. O sea, llamar para que te suban papel higiénico.

Hubiera sido una escena digna de comedia americana al uso: "primero flirteo con la recepcionista hasta conseguir su teléfono, o una cita, para, más tarde, y a la voz de "hola, soy yo, es que he caído en la trampa", pedirle que me suba papel higiénico para limpiarme el culo".

Conclusión: Mejor no ligar con recepcionistas de hotel. Y si lo haces, procura cagar antes.

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