La anatomía es el destino

En Diseño hay una conocida frase que afirma que "el packaging es el mensaje". Es decir, el continente a veces comunica lo mismo o más que el contenido. Y es que a veces no basta con tener voluntad de conseguir algo, o perseguir un sueño. Hace falta, además, que el físico acompañe. A menudo me pregunto, por ejemplo, cómo habría sido mi vida si hubiera tenido buena voz para cantar. De pequeño mi profesora de música alababa mi armonía, mi sentido del ritmo y mi psicomotricidad (la misma que me permite bailar razonablemente bien delante del espejo). Pero mi voz no es precisamente bonita para cantar... asi que a muy temprana edad renuncié a mi carrera musical (puede que ahora fuera un conocido pianista o cantaría en un grupo).

En el caso de las modelos, el mago ese que mezcla cosas en su estómago dividido (¿Cuándo y cómo descubriría dicho poder?), o aquel que le dijeron una vez que era tan fuerte que podría arrastrar un avión y así lo hizo, está claro que la anatomía es el destino.

También hay casos de lucha contra la realidad. A un amigo mío que medía 2,10m, se pasaban el día preguntándole que si jugaba al baloncesto. Y él estaba hasta las narices de la preguntita. (Además, siempre quiso ser bombero torero, pero acabó rindiéndose a la evidencia). Y una vez trabajé con un diseñador daltónico (esto es rigurosamente cierto), que veía el rojo y el verde como marrón, y se pasaba el día preguntándome "Oye, tio, ¿qué color es éste?". Eso si que era una lucha contra la realidad. Ya podría haberse dedicado a ser redactor... pues no.

Yo sin ir más lejos, elegí luchar por ser creativo publicitario. Tuve que vencer a la imposición que el destino tenía reservado para mí.
De esta forma, lo que ha ganado la publicidad lo ha perdido la industria del cine porno.

Ejem. Y eso.