miércoles, 18 de febrero de 2009

Corolario a cocacola


Ayer (Sara es testigo), escribí la entrada de cocacola en unos cinco minutos mientras esperaba a que me pasaran un curro. Fue una imprudencia y os pido disculpas porque me hubiera encantado desarrollarla adecuadamente. Asi que ahi van otros cinco minutos, por si aun no estáis lo suficientemente rayados con el tema:

Imagina por un momento que te despiertas y descubres que tu tostador se mueve solo. Sin estar conectado a la red. Es más. Ha decidido explorar su entorno y, unilateralmente, ha decidido establecer lazos con el escurrecubiertos... mientras tanto, la pastilla de jabon de tu baño ha abandonado la bañera y, tras meses de evolución, se han convertido en tu mascota. Muy limpita, eso si, pero al fin y al cabo hace un mes ¡sólo era jabon! una estática pastilla de jabón sin otra funcion mas que la de lavarte las manos. Por doquier se suceden escenas similares en las que vemos cómo las farolas aman a los parquimetros (ellas a ellos mas que al contrario, son unos tipos duros), y cuando te entra hambre has intentado comerte un bocata de chorizo y no has podido, puesto que se ha reproducido con el pan. Se han fundido en uno solo y han formado un superchorizo (luego acabó yéndose a la costa, y ahora creo que es alcalde electo de Marbella).

Ayer solo eran trozos de materia inerte, y hoy han EVOLUCIONADO.

¿Cómo, cuándo... y porque les ha entrado esa chispa de la vida?
(Dicho esto me voy a desayunar, pero-glups-no tostadas)

5 comentarios:

Señorita Puri dijo...

Yo es que prefiero la chispa de la birra.

Mon dijo...

Ejem... has tenido momentos mejores... esto... no pasa nada, pero... me tienes acostumbrado a chistes mejores! jajajaja.

un abrazo!

Señorita Puri dijo...

El tostador andaba quemado y quiso hacer migas con el escurreplatos, que lloraba lágrimas de coral.
La pastilla soñaba con salir y conocer mundo, mostrarles su fragancia a Marsella, pero por dentro temía que las nubes descargasen una lluvia sobre ella, transformándola en una bola de espuma abstracta y deforme, sin alma ni olor ¡lagarto, lagarto!
Los chorizos, pobres de ellos, con ese color rojo alemán mallorquín, sólo tenían un sueño por cumplir: Ser como el chopped y llevar la cara de Mickey Mouse impresa, y convertirse en los amigos de los niños, observados y envidiados en las meriendas de nocilla y trinaranjus.
La cocacola de 2 litros observaba con envidia a la de 1 litro, delgada, estilizada. Algún día seré como ella, pensaba, es que, jo, me veo súper hinchada.
Y mientras cada uno soñaba, sus vidas se iban apagando: la tostadora veía pasar la garantía del fabricante, el escurreplatos temía la llegada del nuevo catálogo de ikea, la pastilla de jabón se reducía día a día, el chorizo se endurecía y amargaba, y la cocacola notaba un leve siseo escapándose por las rendijas de su tapón.

Mon dijo...

Vale, vale... mejor, jajajajajajajajajajajajaa

Sara Mansouri "Saroide" dijo...

Puri: qué currao el comentario. Y eh, a mí me mola la chispa de la birra, ese gran generador de anti-materia (gris).

Ah, sí... y muy bien la entrada, Ramón :P.

¡Que nooo, que ya sabes que me mola tu etapa punsetiana jajajjaja!